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Cod: 373426
Pareja de escenas alegóricas - VENDIDAS
Autor : Alessandro Magnasco (Genova, 1667-1749)
Época: A principios del siglo XVIII
Alessandro Magnasco era hijo de un artista, su padre era Stefano Magnasco (Génova, 1634 aprox. – 1672), pero también hijo de la Ilustración, un movimiento social, político, filosófico y cultural que quería precisamente "iluminar" la mente del hombre para sacarlo de la ignorancia. Conocer la historia y lo que es el Siglo de las Luces ayuda a comprender el lenguaje pictórico inconformista del Lissandrino, como era apodado, sin el cual sólo podemos mirar sus pinturas, comentarlas superficialmente y a veces bromear irónicamente sobre ellas. En la elección del "lenguaje" leemos su pensamiento sobre la moral religiosa, en las iconografías picarescas conocemos esa humanidad crédula hecha de pobres, gitanos, mendigos y demás; temas repetidos varias veces por el Maestro variando siempre las representaciones. Sus personajes emergen de la oscuridad (humana) "Las figuras de estos sus cuadros ...; y están hechas con rara maestría, y compuestas de toques rápidos y despectivos, pero artificiosos, lanzados con una cierta bravura, que es difícil de explicar, ni puede imaginarse bien quien no la ve." [R. Soprani, C.G. Ratti, Vite de' pittori, scultori ed architetti genovesi, Tomo II, Génova 1797, p. 157] Nuestra espléndida pareja de pinturas representa "la urraca amaestrada" y "el mono amaestrado", ambos están súper publicados, en 1944 en Magnasco por Maria Pospisil, p LXXIX, tav. 82 y 83, en 1949 en Magnasco por Benno Geiger, p. 110 tav. 145 y 146 y por Laura Muti y Daniele De Sarno Prignano en 1994 en Alessandro Magnasco, p 621 fig. 472 y 473. El tema de la urraca amaestrada o lección de canto ha sido repetido varias veces. Una versión, foto en blanco y negro, está ubicada en Moscú en el museo Pushkin, otra, proveniente de los bienes del palacio Pitti del príncipe Ferdinando dé Medici, se conserva en Florencia en la Galería de los Uffizi. La realidad de la condición humana de ese período histórico está fotografiada en ambas pinturas: en la primera tela un personaje picaresco está dedicado a enseñar a hablar, es decir, a engañar a las personas, a una urraca (pájaro que imita el lenguaje humano). En la segunda tela, la figura se refleja con su alter ego, un monito encarnación del libertinaje del ser humano pero ligado con una cadena a esa virtud cardinal, la templanza, que equilibra los instintos humanos. Las obras de Alessandro Magnasco merecen una lectura profunda para poder apreciar, más allá de la pura bravura ejecutiva, su significado intrínseco. Espléndidos, historizados y modernamente actuales. Dimensiones: tela 47 x 37,5 cm - marco 62 x 53,5 cm