Este hermoso cuadro que representa a la “Virgen”, en excelente estado de conservación, es claramente atribuible a la mano de Lorenzo Pasinelli (Bolonia 1629 – Bolonia 1700), pintor italiano del barroco tardío. Formado en la escuela de los Carracci y en el círculo de Simone Cantarini, estudió las obras de Guido Reni y Guercino, logrando combinar en sus obras la modernidad y la tradición de la pintura boloñesa del siglo XVII. De un fondo neutro de cielo y nubes, atravesado por rayos luminosos, emerge la figura de la Virgen, partícipe de la luz divina; su mirada está dirigida hacia lo alto en contemplación, los brazos están cruzados y las manos juntas sobre el pecho en señal de devoción. En lo alto, tanto a la derecha como a la izquierda, se distinguen grupos de tres querubines que velan por la Virgen. Nuestro lienzo presenta una evidente similitud con el célebre cuadro, de idéntico tema, encargado al pintor boloñés por el príncipe de Liechtenstein, Johann Adam, a principios de los años ochenta del siglo XVII. Este último, sin embargo, muestra una fisonomía diferente de la Virgen, un fondo más oscuro y la ausencia de los seis querubines. Carmela Baroncini, autora de la monografía dedicada al pintor, compara el cuadro conservado en la colección Liechtenstein Vaduz-Viena con un grabado al aguafuerte conservado en Bolonia (Pinacoteca Nazionale, Gab. dei Dis. e stampe, P.N. 5096, vol 11) y con otros tres ejemplares en el Istituto Nazionale per la Grafica de Roma. Estos últimos presentan en la parte inferior izquierda la inscripción “Lau Pasinellus Pin” y en la parte inferior derecha la letra D, que encierra en su interior una pequeña B, elemento que induce a la estudiosa a atribuir los grabados al grabador Dotti. Baroncini considera “…evidente que este grabado reproduzca la Madonna del Pasinelli para Liechtenstein” (C. Baroncini, Pasinelli, Rimini 1993, fichas 51 y 119, pp. 264-266; 387-388). En realidad, el grabado representa en contrapartida y de manera puntual nuestro cuadro que, al no ser conocido como fuente de traducción para el grabado, ha inducido a la estudiosa a asociar erróneamente el grabado al cuadro hoy conservado en Vaduz-Viena. En cuanto a la cronología de la obra, se puede concordar con una ejecución datable a principios de los años ochenta del siglo XVII, contemporánea, por lo tanto, al cuadro realizado para el príncipe Johann Adam Liechtenstein. Estamos, por lo tanto, ante un inédito de extraordinaria importancia para el estudio de la actividad de Pasinelli y una adición fundamental al catálogo del Artista.